El 24 de marzo de 1976 un golpe cívico-militar derroca al gobierno democrático de María Estela Martínez de Perón. Se abre el proceso más oscuro en la Historia Argentina.
LA CENSURA CULTURAL
LA CENSURA CULTURAL
La Junta militar consideraba al campo educativo y cultural un lugar en donde la «subversión» podía encontrar un «caldo de cultivo» para expandirse e «intoxicar» a la población. Gracias a esto, las Fuerzas Armadas hicieron un fuerte hincapié en controlar y censurar cualquier manifestación cultural o educativa que escapara del «orden occidental y cristiano». De esta manera, no solo los hombres y mujeres del campo cultural sufrieron la represión en carne propia, sino que también fueron prohibidos innumerables canciones, películas y libros tan disimiles como Un Elefante ocupa mucho espacio, de Elsa Bornemann, El Principito, de Antoine De Saint-Exupéry o Rayuela, de Julio Cortázar. Editoriales como el Centro Editor de América Latina (CEAL) tuvieron que sufrir que miles de sus ediciones fueran literalmente quemadas por considerarse literatura peligrosa.
Quema de libros en Córdoba |
La misma censura sufrió la música, los compositores y cantantes tenían que esconder bajo sutiles metáforas sus críticas a la dictadura o el cine, en el cual los censores de la Junta, vigilaban sigilosamente el contenido de las películas que se promocionaban.
La represión cultural fue uno de los puntales de la Junta Militar, que infiltró a sus agentes en las distintas casas de estudio para detectar posibles subversivos. Uno de los hechos más paradigmáticos de la represión fue la denominada Noche de los Lápices, en la cual un grupo de estudiantes secundarios de La Plata fue secuestrado en la noche del 16 de septiembre de 1976.
Fuente: http://especial24marzo.educ.ar/
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